martes, 26 de noviembre de 2024

Niebla


 La luz de la ambulancia llega más tarde que el quejido de la sirena.
 Los álamos despeinados, como recién levantados, esperan el sol.
 La niebla de esta mañana es suave, puedo cruzar el semáforo en rojo.

Voy para el Jardín Botánico. La entrada es gratis y voluntaria, solamente pretendo pasear, pero es imposible no entretenerse con las telarañas. La niebla les quita su invisibilidad y las adorna con gotitas de luz. 

Telarañas entre las  pítanos,  granados y el carrizal. Busco a las arañas y no las encuentro, pienso que - mi amigo y fotógrafo - Asalto las adivinaría y encuadraría.

neblina,
en la baya del madroño
reposa el caracol







viernes, 15 de noviembre de 2024

Haibun de la navaja


El sol pendulaba entre nubes grises iluminando, a ratos, parcelas del paraje: un suave centelleo llama mi atención.

 La senda donde reposa la luz se encuentra equidistante entre un campo de fútbol y  una casa con pintadas abandonadas. 

 ¿Cuál es la historia de un tenedor partido y un cuchillo doblado a la orilla del camino?

 Tal vez sea la consecuencia de alguna merienda que se programó con desazón y despedida; tal vez la transformación de un momento, del sosiego previsto a la furia; tal vez la dejadez del azar y la fuerza del viento; tal vez...

Una hilera de pequeñas hormigas, en constante ida y vuelta, marca el abandono de los cubiertos y los restos milimétricos de comida. Recorren el filo aserrado con agilidad de funambulista y desdén; se entretienen en el lomo de la hoja y regresan pasando por la virola y el mango hasta engancharse a un tallo tronchado que roza con el remache. Solo les resta tomar, en fila ordenada, regreso a su hormiguero.

El cuchillo conserva la estética de los jarrones rotos, de los objetos con cicatriz. Existe armonía en la imagen: tenedor, cuchillo, hormigas y pequeñas flores amarillas en la ribera del camino.

En ocasiones la naturaleza integra los arañazos y los abandonos en un paisaje; como si tuviera un alma misericorde.


nubes rotas,           

reluce en  la ribera  

la hoja del cuchillo


(Este escrito ha tenido la fortuna de recibir una mención especial en el 7º Concurso internacional de haibun "Albacete, ciudad de la cuchillería.)





sábado, 9 de noviembre de 2024

DANA de octubre



Las calles repletas de esqueletos de coches, uno encima de otro y otro, apilando la huida. El desastre de un intento vano de escapar a la naturaleza espontánea del río. Llegó el torrente donde no hubo lluvia, un golpe sin puño o un puño sin brazo, solo sintiendo sin entender,  un momento amarronado y fluido. 

¿Dónde está la luz del agua?

Las calles repletas de cadáveres de madera y lana. Ahí van, lo que fue la silla del comedor, la manta que cubre las piernas, el colchón de las pesadillas ... Todo sobre la tierra líquida y coloidal.

¿Dónde caen la sombras de los árboles?

Las calles nocturnas, afantasmadas con ausencias perpetuas y sollozos ahogados. 

¿Dónde se esconde la despedida?


calles desoladas, 

barren las escobas

la tormenta de octubre




viernes, 1 de noviembre de 2024

Día de todos los santos




 Hay calles que las recuerdo de crío y pasas hoy, solo 50 años después, y son las mismas porque no has dejado de pisarlas; la paradoja del barco de Teseo aplicada a mi pueblo.

Algunas, afortunadamente, conservan el nombre y los apellidos, otras hasta parecen cambiar a género fluido o no binario y esas cosas que sigo sin entender. Se disfrazan de calles  semipeatonales;  con aceras anchas o sin aceras; zonas azul, verde o roja; bancos arcoíris; con pasos accesibles; con recomendaciones de mirar antes de cruzar.

En el Paseo de la Estación he dejado colillas, pipas y  palabras subiendo y bajando con mis amigos: Paco, Juan Ángel, Juan Antonio ...

Desde  el monolito a los caídos en la guerra del Rif  hasta la  Fonda Oriental de mis abuelos.

Ese paseo lo recuerdo también con sus gentes en la puerta, esperando el paso del tiempo: la familia de Gloria; unos hermanos muy altos y desgarbado; el practicante y familia; los Jotita en la esquina; un camionero con su hijo salesiano; al otro lado, un extraño profesor de guitarra y su mujer médium; creo que un almacén de mármoles y al cruzar una carpintería "San José obrero" y la vivienda de los Ratillas.

Las casas siguen cayendo y creciendo, cambiando y,  dudo sobre si la verdad de la vida fue aquella de hace 50 años o es esta. 

En ocasiones echo en falta las casas de adobe y los paseos, y a mi padre (ayer también conté un dicho suyo) y a mis primos, a la familia de antes; como si a la vida de hoy le hubiesen cambiado el nombre y cada vela.


todos los santos,

claveles y rosas con olor

a recuerdo