Pronuncio palabras que otro gestó. Pronuncio palabras de otro y en ese acto la violento. En voz alta las pronuncio y esta voz deja de ser mía. El hecho es que la rebeldía nunca resultó. Somos prisioneros en mantas alquiladas que esquiladas, trasquilan lo que podríamos llegar a ser. Renuncio a mi palabra que antes fue idea y ahora suena y ya es de otro. La idea, la voz y la palabra.
Blog de Sofía Ferrero Cárrega, de Argentina. Crítica de cine