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jueves, 15 de abril de 2010

Abre tu mente


Y olvida todo lo que sabes, lo que alguna vez creíste, escuchaste, te contaron o leíste en alguna sagrada codificación
Libérate del lastre existencial, de la moral y la ética impuesta que alguien ajeno a tú ser.
De convenciones y modales.
Para que los ropajes y condicionamientos sociales pierdan su fuerza.
Que la opinión sobre ti de los demás no importe.
Cuando las palabras, libros, diarios y canciones dejen de pretender ser portadores de una única verdad revelada, por fútil o por inexistente, comenzarás a pensar por ti mismo.
El día que las máscaras dejen de ser necesarias, el día en que a nadie le interesen las apariencias, ese día, sólo ese día, comenzaremos a vivir la vida que queremos y no, como sucede hoy, la que nos imponen.

lunes, 16 de noviembre de 2009

El cuenta-cuentos

No tenía nombre, o quizá nunca se lo preguntamos, pero siempre estaba allí, en el mismo lugar, como si nos esperara, sin más que hacer. Esperando.
En el colegio empujábamos las horas con la fuerza de la ansiedad para que se hiciera el tiempo de salir, por fin, de allí. Corríamos hacia él, que nos miraba con una sonrisa en los labios, bendiciéndonos uno por uno. Y éramos varios los que nos reuníamos en el parque en torno a su banca, deseando que se sintiera a gusto con nosotros y decidiera convidarnos con una de sus historias.
Por años fuimos todos los días a escucharlo. El grupo creció y menguó,  pero siempre había alguien para escucharlo. Si ese alguien era casi siempre yo no es una simple casualidad. Me gustaban sus historias, cuando las relataba en primera persona, aquellos cuentos que imaginábamos eran sus recuerdos, sus aventuras, su vida.
Después de un tiempo de escucharlo casi todos los días comenzamos a notar que se repetía, que cambiaba palabras, sitios o minucias del argumento, pero siempre volvía sobre las mismas cosas. Muchos dejaron de ir, pensando que estaba volviéndose senil.
En mi caso, persistí; algunas veces le llevaba algo para comer, o para tomar, café en invierno, agua mineral en verano…
Las historias se acumulaban a su alrededor como las hojas del otoño, las arrugas en sus ojos y los primeros esbozos de mi hoy tupida barba.
Un día, no me acuerdo por qué, nadie pudo ir a verlo.
Fue un error, ahora lo sé. Porque nos distrajimos son pensarlo, sin quererlo. La vida comenzaba a complicarnos y lo que pretendíamos hacer no siempre coincidía con lo que efectivamente hacíamos.
Cuando finalmente pudimos ir a buscarlo, la banca estaba vacía.
Han pasado cerca de cuarenta años desde aquel día y, aunque no creo que vuelva a encontrarlo, continúo cruzando por el parque, mirando la misma banca vacía, cada día.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Filosofía y tostadas con manteca

Masticando con la boca ostensiblemente abierta, mientras los restos de la tostada escapaban de sus labios para caer sobre el raído mantel, dijo:
—Es sencillo.
—¿El qué? —le pregunté haciéndome el distraído, intentaba no mirarlo mientras desayunábamos, aunque por momentos me resultaba imposible lograrlo. Siempre terminaba preguntándome por qué aceptaba sus invitaciones.
—Lo que hablábamos el otro día. Eso de que si existe la memoria o no.
—Si, me acuerdo, más o menos —dije—. ¿Y qué es lo fácil?
—Digo que es fácil —dijo untando otra tostada con mucha más manteca de la necesaria—, porque el hombre necesita su memoria. Es lo que lo caracteriza como tal.
—¿La memoria nos hace hombres?
— Exacto —dijo moviendo la cabeza.
—Pero los animales también tienen memoria —dije mirando como se devoraba una tostada más.
—No todos —acotó ya con otra tostada ya en la mano.
—No, todos no. Pero algunos si. ¿Son hombres disfrazados?
—Tampoco, porque no piensan como nosotros —dijo sin que pudiera entender a qué se refería con ese nosotros.
—Piensan con imágenes o con sensaciones, pero piensan. Y si piensan tienen recuerdos, como el hombre.
—¿Seguro? —preguntó sin dejar de masticar.
—Si.
—Bueno, a ver… La memoria de uno mismo, de las acciones y sus consecuencias, es lo que hace al hombre hombre. ¿Sabe el perro que si muerde muy fuerte la pelota se rompe? ¿Sabe el gato que si atrapa una polilla con sus garras la mata? No. El hombre, si.
Se llenó la boca con café, que ya contenía más de media tostada, y se las ingenió para continuar hablando.
—Es fácil. El hombre piensa, sabe lo que hace, y lo que hará. Se despierta y sabe cómo será su día (y si no lo sabe tiene una idea del mismo). Para el animal todos sus días son idénticos.
—¿Y qué hay de los locos, los enfermos, los recién nacidos, los moribundos?
— Hay excepciones, como en toda regla, eso es claro. Depende del caso, pero si no pueden pensar, por su estado o por lo que fuera, ya no son hombres. O aún no lo son.
—¡¡¿Qué?!! —exclamé sorprendido.
—Si, no son hombres. Están más cerca del perro o del gato que de un hombre.
—Eso es una falacia.
—No —dijo mirándome con la boca abierta y una tostada a medio camino entre la mesa y su rostro—. Es la realidad y tenemos que acostumbrarnos a ella.

lunes, 3 de agosto de 2009

Dinosaurio

Miraba con ojos vidriosos. No sé ustedes, pero que un dinosaurio de doce metros de alto y casi veinte toneladas de peso, te mire con esos ojos, llorosos, muy similares a los de un perro, como si comprendiera la situación, es algo que te llega al alma.
Un hombre no es más que una ínfima parte de su sombra y, sin embargo, la bestia muestra su respeto como si viera en él al triunfador de la creación, al ser que le derrotó en la conquista del mundo y la evolución.
La perfecta máquina de destruir y matar observa con detenimiento al escamoso ser. El desprecio y la superioridad llenan la mirada del hombre.
Los predadores más grandes de la historia del planeta se observan., vitrina por medio, a millones de años de distancia. El hombre sonríe a su suerte…

lunes, 6 de julio de 2009

Existencialismo madrugado


Una de las consecuencias de tener lápiz y papel a las 5am son textos como el que sigue:

¿Piensa un asesino que matará a alguien ese mismo día? ¿Tiene premoniciones de sus actos? ¿Sabe hasta dónde lo llevarán? ¿Actúa simplemente como una fuerza de la naturaleza, sobre el mundo, los hombres y su persona?
¿Es o no un ser pensante? ¿Es frío, calculador, emotivo, furibundo o simplemente es?
¿Todos somos asesinos en potencia?
Puesto que nadie ha podido convencerme de lo contrario, creo que si.
¿Asesinos por naturaleza o asesinos por sentimiento?

lunes, 29 de junio de 2009

Ideal


Lograr la ataraxia, hacerla mía, volverla parte fundante de mi ser.
Eso es un motivo de vida.
Gracias Epicuro. Tus ideas aún perduran, aunque nadie lo note.

domingo, 14 de junio de 2009

Relativo


Lo que tus ojos ven no existe.
Lo que tus manos tocan no es real.
Lo que del mundo exterior escuchas, no existe.
Lo que crees oler no es real.
Lo que tu corazón siente es falso.

Nada existe. Nuestro mundo es relativo. Nadie recuerda cuáles eran las verdaderas funciones de los sentidos, de los sentimientos. Sólo quedan ecos que se desvanecen en la lejanía mientras la TV nos inculca un nuevo modo de sentir acorde a su omnívoro interés.

domingo, 10 de mayo de 2009

El ejemplo es Alicia

Pasamos alrededor de un 40% de nuestra vida en el mundo de los sueños. Entonces, ¿por qué seguimos considerándolo como irreal, inexistente, inabarcable, cuando todas esas características dependen de quien vive el sueño? Al igual que la vigilia es donde poseemos todo lo que somos capaces de desear y defender, como siempre ha sido.
Mi mundo de los sueños no es una fantasía, no es una ilusión. Es mi realidad.
Es lo que todo el mundo considera su realidad, el mundo en que la gente muere de hambre, en donde las guerras, el odio y la ignorancia gobiernan, lo que para mi es una pesadilla.
Y, si pudiera elegir, haría como Alicia, nunca despertaría al soñador.

domingo, 3 de mayo de 2009

El mayor egoísta


¿Quién se postula como creador del todo?
¿Quién dice dar vida a plantas, animales y hombres?
¿Quién se llama sí mismo el alma de la creación?
¿Quién desea adoración por sobre todas las cosas?
Y, también, ¿a quién se le teme más (aunque sólo por las dudas)?
Si.
Así es.
Él.
El egoísta más grande del universo.
Un dios omnipotente
con pies de barro,
que nunca deja de tambalearse,
y puede caer,
cuando la fe flaquea.

jueves, 5 de marzo de 2009

Sin novedad en el frente

Continuábamos luchando. Siempre lo habíamos hecho, en guerra constante, por cualquier motivo, muchos de los cuales carecían por completo de relevancia. Que si la tierra, que si el agua, que si el gas, el aire, la luna, la sombra de algún árbol, o tal o cual estrella era nuestra o de ellos. Pero, con los años, los motivos se tornaron cada vez más abstractos, más difíciles de asimilar, más efímeros.
¿Cómo le explicar a un soldado que lucha porque tal o cual pensador dijo que el cielo es verde y no azul como otro pensador afirmara? ¿Qué beneficio obtendrá él de todo esto, más que su magro sueldo y una escasa ración alimenticia y, en el caso de que regresara con vida, algo diferente al stress postraumático?
Ninguna.
Continuábamos luchando…

lunes, 2 de febrero de 2009

Muy tarde para decir nada


Pues si, ya es muy tarde para decir adiós. El momento en que esas palabras debieron ser pronunciadas pasó, es historia antigua (enterrada y casi olvidada, porque nunca nada se olvida por completo). ¿Tu garganta quedó seca? ¿Olvidaste las palabras? Ya no tiene importancia.
Sigues con la idea de que sólo tú voluntad tiene valor y no te das cuenta de la soledad que rodea tu ser. Pero no puedes verlo, porque tu ego sigue sosteniéndote en su vanagloria.
Una que nadie más puede ver, porque me fui sin que quisieras despedirte. Y el eco de tus latidos es lo único que te queda.

martes, 6 de enero de 2009

El escondite perfecto


¿Dónde escondes un árbol? En un bosque.  ¿Y una roca? En la montaña. A un muerto lo disimulas dentro de una fosa. Las palabras vanas, en un discurso rimbombante. El fracaso, en la posibilidad de venganza. El odio, en el desprecio. La violencia, en la pasión. Una idea, en un libro lleno de vaguedades.
Para todo existe el sitio perfecto dónde pasar desapercibido. ¿Y yo? ¿Dónde nos escondemos los hombres? En las ciudades, rodeados de desconocidos, de luces de frío neón, y anuncios de felicidades fatuas.
El hombre huye de su condición mientras el mundo… El mundo se esconde perdiéndose en la vastedad del universo.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Un Fanstasma recorre el mundo...


Un fantasma recorre el mundo. Pero alto, no teman. No es el comunismo, ni el socialismo. Mucho menos el capitalismo omnívoro. No.
El fantasma que atenaza los corazones de nuestros coetáneos no es otra cosa que la apatía. Una sensación de desgano, de pérdida, de derrota, y un poco de nihilismo, que logra avasallar cualquier emoción y la necesidad de movimiento. La desazón y el desinterés pululan en el aire, y vacuos ojos de caballos hambrientos nos miran en todo momento buscando respuestas a las preguntas no formuladas. Preguntas cuya existencia, muchas veces, se ignora.
Lacero mi cuerpo buscando emoción; practico lo impensado, lo que no haría de otro modo; pruebo aquello que rechazaba; pienso sinsentidos sin compañía de Alicia alguna; y todo esto sólo me deja vacío, más cansado y desmotivado. ¿Será culpa del calor? No. Es culpa de otro cosa. ¿Humedad? Tampoco. ¿Hambre? No. ¿Fastidio? Puede ser, pero hay más. ¿Qué? No lo sé. Lo desconozco, lo ignoro.
¿Lo ignoro?
Si. Por que así lo quiero.
La apatía no deja ser, no permite crecer, hunde en el abismo de la negación todo lo que alguna vez pudo haber sido.
Maldita apatía.
Puta apatía.
Te odio.
Te amo.
No quiero más.
Al menos por ahora.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Tu música la escuchan todos


Mientras el ómnibus se desplazaba lleno de gente, con todos los asientos ocupados e incluso con personas de pié en el pasillo, pensé que la música que se oía por sobre las conversaciones y el ruido del motor, provenía de la radio del conductor. Tal vez esa era la única forma que había encontrado para sustraerse de los murmullos del interior de vehículo y atender, al mismo tiempo, al trayecto.
El ómnibus continuó devorando kilómetros de asfalto de aquella interminable ruta; los pasajeros llegaban a sus destinos uno tras otro, en una clara sucesión. Quedaban pocas personas a bordo, pero la música persistía; su volumen resultaba cada vez más alto ahora que eran menos los cuerpos que absorbían el sonido, la cadencia repetitiva hasta el hartazgo resultaba imposible de negar.
Podía asegurar que no era la radio del ómnibus la que taladraba el silencio arrullador del motor, sino que aquel ruido provenía de otro sitio.
Sin el menor disimulo de mi parte, porque tampoco era necesario algo semejante, observé a las pocas personas que continuaban viajando. Buscaba algo que, a mí único entender, no estaba del todo bien. No demoré demasiado en encontrarlo.
Perdida en la penumbra de la noche, la poca luz del interior del ómnibus, y la soledad de los últimos asientos, una mujer, tan joven que parecía recién salida de la adolescencia, escuchaba música a todo volumen con sus auriculares rojos. Veía cómo movía la punta de uno de sus pies por sobre el apoyabrazos del asiento al ritmo de la melodía, la misma que atravesaba los rumores y la distancia para llegar con todo su ímpetu hasta mis oídos y más allá.
Al verla pensé en la salud de la melómana niña, y si tan necesario para su bienestar emocional era dañar de modo tan atroz (y no me refiero a la música en sí, sino al hecho en particular), sus pobres tímpanos que, una vez lastimados, jamás se recuperarían. Bien lo sabía yo gracias a mi sordera.

jueves, 13 de noviembre de 2008

IQ


La mente del hombre se encuentra en constante expansión. El conocimiento y la técnica de la humanidad avanzan y podría decirse, metafóricamente, que evoluciona en todo momento.
Por pequeño que sea, cada descubrimiento cambia parte de la estructura de todo el saber, preparándolo para futuros nuevos avances; echando una supuesta luz sobre la oscura ignorancia que, en teoría, aún perdura.
Crece, el saber y la comprensión del mundo. Tal vez esa sea la razón por la que el hombre se contenta con utilizar, a lo largo de cada acontecimiento de su vida, unas escasas doscientas palabras que las resumen y limitando su experiencia a la correcta utilización de un control remoto para pasar los canales.

lunes, 3 de noviembre de 2008

El error de Warhol


Desde el primer momento que escuché la famosa y repetida hasta el hartazgo frase del artista plástico, supe que cometía un error: daba esperanzas.
Si. Daba esperanzas a las futuras legiones de personajes insulsos y estériles que pueblan hoy la vida de los que no accedimos, ni queremos hacerlo, a esa irrealidad de pensar que es suficiente lograr algo tan banal para sentirse bien con uno mismos.
Supongo que las cosas serían menos molestas si no todo el mundo pudiera tener, en el futuro, sus malditos quince minutos de fama.

martes, 26 de agosto de 2008

Tesis

Breve,
Efímero,
Fugaz,
Innecesario,
Inoportuno,
Insignificante,
Minúsculo,
Pequeño,
Superfluo,

…es el hombre

Y, sobre él, el Universo
continúa esperando.

Siempre esperando.

jueves, 14 de agosto de 2008

Y a la inversa

Hay una isla en medio del mar que nadie conoce, ¿existe o sólo sueña que existe hasta que un hombre la pise?


Hay un hombre en medio del mar que todos dan por muerto, ¿existe o sólo sueña que existe hasta que una isla lo salve?

viernes, 16 de mayo de 2008

Fahrenheit 451 1/2


Y pensar que cuando leí el libro de Bradbury creí que era imposible que se llegara a eso. Que iluso era hace apenas unos años. La sociedad me demostró que puede llegar a ser como la imaginaba la ciencia ficción; no, me retracto, no puede ser como la describían en esos libros, es peor.
No, no he visto ningún bombero incendiando pilas de libros; he visto cosas peores. He visto gente que tira libros a la calle por que juntan bichos, gente que prefiere que le cuenten las historias a tener que leerlas, gente que nunca ha leído libro alguno, pero conoce hasta el último dato del romance del artista de moda.
He visto el futuro en los ojos de un niño que no sabía lo que un libro es; y es un futuro oscuro, triste, gris, solitario para los que recordamos el gusto de una buena lectura, el placer de recorrer los paisajes que podemos imaginar con las palabras. Cada vez somos menos los recordamos cómo hacer algo semejante.
La bibliotecas están vacías de lectores, los libros aguardan pacientes que alguien los despierte o, siquiera, les quites el polvo que acumulan. Pero nadie vendrá hoy a despertarlos, nadie los limpiará mañana, nada cambiará pasado mañana; el héroe que ansiamos no hará su aparición en el momento indicado. Y aquello que construyó a lo largo de siglos, se echará a perder para siempre.

miércoles, 23 de abril de 2008

Una imagen

En una de las últimas cadenas de correo basura que llegara a mi vieja casilla, antes de darla de baja por la incapacidad del proveedor de solucionar el problema del spam, recibí una imagen que, como mínimo, motivó a que no la eliminara de manera inmediata. Desconozco quién pueda ser el autor de la misma, mi memoria fragmentaria me impide recordar dónde o cuándo comenzó la cadena, pero, como la imagen resulta interesante de por sí, se las dejo para que la vean y, si les parece, reflexionen junto conmigo.


La mejor parte es, sin lugar a dudas, la profundidad del mensaje, la verdad revelada que nos golpea el rostro como un cross de izquierda directo al mentón (Arlt, gracias por la frase, o casi).
    Espero que la disfruten, pero siempre con responsabilidad.